martes, 6 de agosto de 2013

La sala de práctica psicomotriz debería ser especifica y reservada para la misma. Un espacio en donde los niños puedan evolucionar libremente. Tiene que ser luminosa, con buen mantenimiento; la sala y el material tienen que ser atractivos y limpios. El psicomotricista se debe sentir bien ahí y vivir junto con el niño el pacer de ser y existir. 

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